Consiste en determinar el beneficio verdadero de un ejercicio o período considerado.
Respecto a su cálculo, hay diferentes criterios sobre los elementos que han de componer las dos magnitudes que lo integran: beneficio neto + amortizaciones.
Por lo que al beneficio se refiere, según se incluyan o excluyan determinados conceptos (impuesto sobre beneficios, provisiones, etc.), se habla de un cash-flow bruto o de un cash-flow neto. El cash-flow bruto se emplea, principalmente, para facilitar información sobre la capacidad de beneficios que tiene la empresa.
Por lo que respecta a beneficios extraordinarios, el criterio general es el de excluirlos. Y respecto a las provisiones por depreciación de existencias e incobrables, se incluyen o excluyen, según se refieran a cargos diferidos a más o menos de un año. El impuesto sobre beneficios se excluye siempre.
En cuanto a la otra magnitud que configura el cash-flow económico – las amortizaciones - habrá que tener en cuenta los ajustes de las amortizaciones del activo fijo, así como las de carácter acelerado.
El cálculo del cash-flow económico se hace a través del estudio y análisis de la cuenta de resultados lo que permite diferenciar las provisiones dotadas con cargo a beneficios, las amortizaciones reales y las que engloban una acelerada; así como obtener cuanta información se precise al efecto.
De lo expuesto, es fácil llegar a la conclusión de la confusión reinante sobre el cash-flow económico. De ahí la desconfianza que en torno a él existe. Algunos analistas – caso de la Federación Americana de Analistas Financieros – se han pronunciado en contra de su empleo por considerar que esta técnica para determinar el beneficio real de una empresa no ofrece las garantías necesarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario